Esta icónica serie fue cancelada fulminantemente en su temporada 1. David Hasselhoff la salvó y se hizo un megaéxito global (ganando millones de dólares de paso)

Esta icónica serie fue cancelada fulminantemente en su temporada 1. David Hasselhoff la salvó y se hizo un megaéxito global (ganando millones de dólares de paso)

'Los vigilantes de la playa' fue un fracaso absoluto pero gracias a una segunda oportunidad se convirtió en una de las series más míticas

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Baywatch Vigilantes

Puede que no haya serie que encapsule los 90 del siglo XX tanto como 'Los vigilantes de la playa' (Baywatch). La ficción de socorristas playeros protagonizada por David Hasselhoff es una de las más icónicas e imitadas de la televisión de las últimas décadas. Sin embargo, hubo un momento en el que casi nos quedamos sin los más de doscientos episodios que la compusieron.

Y es que en primavera de 1990, la cadena estadounidense NBC no lo dudó ni un segundo y decidió cancelar las aventuras de Mitch Buchannon y compañía tras una primera temporada. Había varios motivos: uno es que estaba en la tabla baja de series de la temporada (la 74 de 111) con unas audiencias de unos diez millones de hogares, lo que eran bastante pobres para la época —ahora mismo se darían por más que satisfechos con cifras similares—.

También hubo un factor corporativo: su estudio, GTG, cerraba. En situaciones normales, esto habría sido el fin de 'Los vigilantes de la playa'... pero para bien o para mal la serie encontró el modo de resucitar, hacerse muy rentable y ser un fenómeno global. Y la culpa la tuvo David Hasselhoff.

El método Hoff

Al parecer el actor veía un gran potencial en la serie y decidió poner de su parte junto con los creadores y productores ejecutivos Michel Berk, Douglas Schwartz y Gregory J. Bonann. Juntos hallaron el modo de reformularla para hacerla más viable económicamente. Entre las distintas soluciones estaban una bajada de sueldo para los protagonistas (como Hasselhoff que, a cambio, recibiría una participación en los beneficios) y potenciar las ventas internacionales.

Aquí entra también un factor clave y es que estábamos en la edad de oro de la sindicación, es decir, la distribución masiva de contenido a través de redes de cadenas locales (y de otra índole) a lo largo y ancho de Estados Unidos. Concretamente, se vendió la serie a 147 estaciones televisivas, lo que implicaba un 90% de la audiencia potencial.

Esto y el apostar por la distribución internacional (ya en 1990 se había vendido a más de cuarenta países, destacando Alemania, Reino Unido y España), hizo que de un año a otro la popularidad de ‘Los vigilantes de la playa’ creciese como la espuma y más con fichajes como una Pamela Anderson en pleno auge. Tanto es así que en los años 90 calculaban que su audiencia global alcanzaba el millardo de espectadores cada semana (1,1 mil millones, para ser concretos).

Recortando gastos para hacer un megaéxito

Claro, a pesar de que eso significaba que entraría dinero, también deberían renunciar a un pellizco de presupuesto: de los 1,2 millones de dólares por episodio con el que contaban para la temporada 1 pasaron a apenas 775 mil dólares en la temporada 2. También una reducción de una cuarta parte del personal… se miraba con lupa todos los costes para hacer la serie eficiente.

Esto se notaba, sobre todo, en el enfoque de la serie: menos es más. Menos acción y, a cambio, más telenovela, más dramas entre socorristas. Guiones tremendamente eficientes, no se podía desperdiciar material, lo que se graba se emite. Así lo describía Berk:

“Escribimos guiones más eficientes. En una cadena, a menudo tines un episodio de una hora con un guion de 50 páginas y media docena de escenas que acabarán tiradas en la sala de montaje. Nuestros guiones de rodaje tienen de 38 a 40 páginas. Hay muy poco que se deja en la sala de montaje. Sabemos qué es lo que vamos a rodar. Terminamos un episodio en cinco días mientras que la mayoría de las series de cadena lo hacen en siete u ocho días.”
Vigilantes Playa

También se ahorraban costes con los creativos: un guionista podía ser a la vez director, editor y/o productor. Esto también causaba mayor fluidez a la hora de hacer cambios. Hasselhoff recordaba en su momento la diferencia entre cómo se hacía en ‘El coche fantástico’ y como lo hacían en ‘Los vigilantes de la playa’:

“Si querías cambiar una palabra en un guion, tenías que pararlo todo y llamar “arriba” para lograr aprobación. Mientras, todo el mundo estaba en su puesto. Cuesta un dineral. Ahora, cuando estamos en el set y queremos hacer un cambio, uno de nuestros directores me dirá: ¿No tenemos que llamar arriba para eso? Y yo diré: “No hay arriba. Yo soy arriba”.”

Una maquinaria de hacer episodios que aseguraban una gran rentabilidad y que pudiese mantener en antena durante 11 temporadas (1989-2001) y, de paso, generar alguna que otra película para televisión y spin-offs como ‘Los vigilantes de la noche’. Si bien es imposible saber a ciencia cierta el volumen del negocio, se calcula que las ganancias rondan los mil millones de dólares y que el mismo Hasselhoff gana 4 millones cada año por redifusiones de la serie. Nada mal para una serie cancelada.

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