Un prime time con horario adecuado, utopía actual en España

Un prime time con horario adecuado, utopía actual en España
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El reloj se acerca al filo de la medianoche y tu serie preferida muestra signos de que finaliza una nueva entrega después de la emisión de dos episodios consecutivos. Pero el temor invade tu cuerpo cuando piensas que quizá la cadena tenga una sorpresa preparada y haya programado un capítulo más para darte una triple ración de ficción y así terminar sus emisiones cuanto antes. Tú, como espectador, te muestras dividido, porque por un lado quieres saber qué va a pasar en la serie y por otro lado eres consciente de que eres persona y necesitas un mínimo de horas de sueño para rendir al día siguiente.

Este es el tema que se ha planteado la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), que ha analizado el prime time en España y ha lanzado una petición en Change.org. La conclusión es la misma que muchos llevamos apuntando últimamente: el prime time en España se ha alargado hasta bien entrada la noche. La franja se ha convertido en una opción no apta para madrugadores pero que aún así tiene un público considerable pasadas las 23:00 (la hora en la que según la ARHOE debería finalizar nuestro prime time).

Al margen de las firmas que se consigan, la propuesta hace que reflexionemos sobre esta cuestión, un asunto peliagudo al que las cadenas de televisión se enfrentan sobre la marcha. Porque poco a poco, nuestro prime time ha atrasado su hora de inicio, moviéndose hasta las 22:30 después de que la franja del acces prime time se alargara en nuestra programación. Programas como 'El intermedio' o 'El hormiguero' terminan en torno a las 22:30, momento en el que en la actualidad el resto de cadenas comienzan a emitir sus ofertas fuertes. Y, con estos horarios, hoy en día es prácticamente imposible imaginar un prime time de solo 30 minutos que termine a las 23:00 horas, sobre todo cuando contamos, por ejemplo, con una ficción nacional con capítulos que rondan los 70 minutos de duración.

Lo cierto es que ha sido la propia audiencia la que ha conseguido que esto sucediera y es que, si la RAE es capaz de añadir nuevas palabras en su diccionario dependiendo de lo común que se vuelva su uso, las cadenas de televisión en España adaptan su parrilla atendiendo al hábito que muestre la audiencia y dependiendo de cómo han sido recibidas las prácticas puestas en marcha en el pasado. No hay que olvidar que como buena empresa que busca beneficios a las cadenas les interesan estos cambios, sobre todo porque alargan la rentabilidad que le pueden sacar a un producto en concreto. Para muestra un botón. No tenemos que volver la vista atrás demasiado para observar que la audiencia es capaz de "trasnochar" cuando un programa le interesa mientras una cadena se frota las manos ante tal sacrificio.

El estreno de 'La cúpula' el pasado lunes fue un claro ejemplo de que la gran mayoría de los espectadores no tiene inconvenientes en quedarse frente a la televisión por una nueva serie, pese a que el segundo y último episodio terminó pasada la medianoche. Si Antena 3 sabe que los espectadores, a la hora de elegir, elegirán perder una hora de sueño por ver su nueva serie si esta le interesa, nada le impedirá seguir con esta práctica en el futuro. Además esto le permite rellenar una de sus noches con el mismo espacio sin que tenga que recurrir a otros programas y sin que su nueva serie se extienda en el tiempo, lo que le llevaría a sufrir con más crudeza un posible efecto desgaste.

La Cupula

Como vemos, parece que existe una hora límite, que va mucho más allá de un horario adecuado, en la que los espectadores están dispuestos a permanecer pegados a la televisión para ver una ficción o programas como 'Gran Hermano' o 'La voz', que también se caracterizan por tener a la audiencia pegada a la pantalla hasta altas horas de la noche. Pero hay que saber diferenciar estos casos de otros que hemos visto recientemente. Sin salirnos de Atresmedia vemos que otras ficciones han sufrido la programación de hasta tres episodios consecutivos, algo que ha prolongado su emisión hasta horas indeseables. El caso de 'Pulseras rojas' este verano es uno de ellos, aunque no el único. Antena 3 recurrió a los tres capítulos semanales cuando observó que su audiencia decaía, una decisión llevada a cabo para acortar sus semanas en antena y para hacer que el share de su tercer episodio maquillara los resultados que obtenía el resto.

Porque si una ficción empieza más tarde o se alarga a lo largo de la noche, su share puede obtener un dato que parezca que ha tenido un seguimiento mayor del que en realidad ha tenido. Esto ocurre precisamente por el descenso de espectadores a ciertas horas de la noche cuando no hay ofertas atractivas que aglutine a la audiencia. Es decir, a partir de las doce de la noche, por ejemplo, hay menos personas frente a la televisión, por lo que una ficción necesitará menos espectadores para marcar un share digno. Así, una serie de televisión recurre a los incondicionales que son capaces de trasnochar para ver lo que sucede con su ficción favorita y ese número (mucho menor que el que tendría en prime time) le proporciona un share algo más elevado del que conseguiría en una emisión con horario normal.

Estas son algunas de las causas por las que el prime time de nuestro país se ha alargado hasta horas inadecuadas. Aún así, es difícil luchar contra una costumbre que se ha establecido generalmente en todas las cadenas privadas de nuestro país (La 1 sin publicidad juega en otra liga), aunque algunas lo disimulan mejor que otras. El problema no se encuentra en que las cadenas no estén dispuestas a cambiar el horario de sus programas de máxima audiencia, sino que la audiencia no tenga problemas en trasnochar para ver su programa favorito (¿qué diferencia habría si el prime time acabara a las 23:00 y la audiencia se quedara hasta las doce si la oferta de después le resultara interesante?). Por tanto, habría que cambiar la costumbre para cambiar las reglas o, mejor dicho, cambiar el hábito de los espectadores para cambiar el prime time.

En ¡Vaya tele! | Los problemas de la ficción en el prime time español

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