Diccionario televisivo: El “backlash” y la espiral del silencio

Diccionario televisivo: El “backlash” y la espiral del silencio
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Esta nuestra sección centrada en poner sobre la mesa conceptos televisivos relevantes tiene una gran ventaja y es que, a medida que la forma de ver televisión, de hablar sobre ella y de analizarla cambia, aparecen nuevas consideraciones interesantes. El palabro que hoy nos ocupa está cada vez más presente como consecuencia de la sobreexposición crítica que ha llegado de la mano de las redes sociales, los blogs y el exhaustivo seguimiento del segundo a segundo. Pero vamos por partes, ¿qué significa “backlash”?

Rechazo. Es una reacción adversa a algo que ha ganado popularidad o influencia, eso que ahora llamamos “hype” y que va más allá de una simple reacción ante la propia expectativa. Y es que internet ha sido la causante de dos situaciones que se retroalimentan provocando que el backlash sea cada vez más común, más fuerte y más influyente. Vamos a centrarnos, claro, en la industria televisiva.

Exceso de información, burbuja de opinión

El primer factor es la sobreinformación. La ruptura en las barreras de la comunicación global ha hecho que cada vez se conozcan más detalles sobre todo lo que se produce. El quién-qué-cómo-cuándo elevado a la enésima potencia. Y todo en una dinámica entre público (que demanda) y cadena (que ofrece encantada) cada vez más acelerada donde el flujo de información está alcanzando niveles que irremediablemente afectan a cómo el espectador más entregado se sienta a ver las series. Ahora sabemos todo. Si un actor estará o no en la próxima temporada, si un creador ha sido despedido o si una serie nueva ha parado su producción para reescribir guiones. Conocer esta información de antemano influye en las expectativas que nos creamos de una serie, expectativas que, de no ser cumplidas, generarán rechazo o, directamente, provocarán que el espectador se acerque a un episodio con recelo.

Y dentro de esta sobreexposición mediática de los productos televisivos encontramos al universo crítico. La burbuja del éxito en cuanto al backlash se refiere no es una mera cuestión de audiencia sino un maremágnum de títulos que se convierten en los esenciales del momento, series que reciben todas las atenciones y están en boca de todos. Y es esa calidad de “esencial” la que acaba siendo la perdición de muchas series, que ven cómo espectadores que nunca pasarían de su tercer capítulo, se suben al carro de la tendencia esperando en la sombra el momento en el que un pequeño bajón abra la puerta de la crítica y se desate la corriente de odio. Porque el backlash no es sólo una reacción individual, es la representación de un sentimiento colectivo de rechazo hacia una figura concreta, sea persona, cadena o serie; una corriente que, además, se convierte en tendencia, creando una espiral del silencio y ahogando las opiniones positivas.

espiral

No existen las medias tintas

El otro factor es el hecho de que en internet no existe el término medio. Los grises no son retuiteables. ‘Como conocí a vuestra madre’ vio cómo su fandom aumentaba de forma exponencial con su segunda y tercera temporadas; una serie muy simpática que coleccionaba momentos reseñables que acabó tan sobreexpuesta que el camino sólo podía acabar en barranco. Porque, aunque hasta las series más redondas tengan desniveles, el patrón para valorarlas no es el mismo y una serie con un hype, una influencia y/o una popularidad exacerbadas son mucho más susceptibles a la impaciencia, a ser analizadas al detalle y provocar un rechazo mayor; rechazo que en los canales de diálogo actuales (blogs, redes sociales) se convierte en odio ya que, como apuntaba, en internet las medias tintas no llaman la atención.

Una serie que gana muchos premios inmediatamente genera un backlash latente que, cual señora del visillo, vigila pacientemente el terreno esperando al momento adecuado para soltar el “no es para tanto”, a que llegue esa inclinadísima bajada en la montaña rusa de la opinión. ‘Girls’, ‘Modern Family’, ‘Homeland’ o una cartela de producido por J.J. Abrams son algunos ejemplos de backlash relevantes de estas últimas temporadas; series o creadores cuya relevancia acaban siendo su perdición y a las que les cuesta sobrevivir a la polarización de la opinión de crítica y público.

Las series, cuyo éxito ya depende de muchos factores externos y ajenos a la calidad y méritos propios, se encuentran con que ya no sólo deben afrontar a las expectativas de un espectador, a las ideas preconcebidas que conlleva ser un producto de HBO, una adaptación de otro producto o, simplemente, englobarse en un género o formato concretos (¡pobres procedimentales!); ni siquiera se trata únicamente de enfrentarse a las críticas negativas que surgen, sino que ha entrado en juego esta tendencia al backlash, hija de la tendencia al hype y primas ambas de la polarización de la opinión en esa pizarra pública que ha creado internet con la democratización de la cultura de la información.

Creadores y productores aún pueden cerrar la aplicación de twitter pensando en que a la señora de Idaho (o de Soria) no sabe nada de este backlash ni todo el target comercial está al tanto de si en este momento hay que amar u odiar ‘Modern Family’; pero pronto tendrán que asumir que hace mucho que consumir cultura dejó de limitarse a sentarse en el sofá a leer un libro o ver una película.

En ¡Vaya Tele! | Diccionario teléfilo

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