La segunda temporada de ‘Wilfred‘ ya ha llegado a su fin en FX, la filial de cable de la cadena FOX, y la sensación entre la mayoría de sus seguidores viene siendo la misma: está bien, pero ya empieza a cansar. La serie del perro que le habla al yonki se ha establecido en su propio humor, un humor escaso en otras series de televisión y que nunca está de más, pero al hacerlo se han olvidado de avanzar en la historia y arriesgarse a realizar algún giro que pueda llamar nuestra atención.
Empezó ya mal la cosa en el primer episodio de la temporada. El último episodio visto en 2011 nos dejaba a Ryan frente a la pared donde antes se encontraba la puerta al sótano, ese santuario que tantas confidencias (y cachimbas) había compartido con Wilfred en los últimos meses, la metáfora del lugar de su cerebro en el que estaba ocurriendo toda su relación con el perro. No obstante, poca o ninguna cancha le dieron a ese cliffhanger tras su regreso, resolviéndolo todo de mala manera en unos pocos minutos y llevando a ‘Wilfred‘ de nuevo a su punto de partida.
‘Wilfred, ¿qué le ocurre a Ryan?
Con todas las piezas volviendo de nuevo al casillero de salida, la serie se ha dedicado a hacer lo que mejor sabe hacer: su mezcla de humor extremo y, a veces infantil. No han faltado los chistes sobre cacas, cacas que se comen, vómitos, vómitos que se comen (casi muero de risa y asco viendo a Wilfred comiéndose unos tropezones de vómito con unos palillos), sexo y referencias a otras muchas series de televisión (¿algún fan de ‘Battlestar Galactica’ en la sala que disfrutara con la referencia en el último episodio?).
A ello se le suma le concepción de ‘Wilfred’ como perro, esos momentos en la serie en los que nos recuerdan que el hombre disfrazado es en realidad un perro, y que por eso su actitud es tan rara a veces; odiando al hijo de la hermana de Ryan, volviéndose loco al ver a una reunión de mucha gente o poniéndose celoso de otros perros. Y, por supuesto, todas esas veces en las que Wilfred se mete en la mente de Ryan y juega con ella como le da la gana, haciendo las veces de conciencia pero jodiéndole la vida hasta límites insospechados.
En ¡Vaya Tele! | ‘Wilfred’, aprendiendo a vivir
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