'The Blacklist', o cómo Reddington se desata

'The Blacklist', o cómo Reddington se desata
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'The Blacklist' fue uno de los pocos éxitos de verdad entre las series nuevas del año pasado. Y ha estrenado su segunda temporada sin perder el paso en ese aspecto, reuniendo en su segundo capítulo a más de 12 millones de espectadores, y un 2,8 en la demográfica. Parece que las peripecias de Reddington intentando desentrañar esa conspiración que nos presentaron el año pasado siguen interesando al público, y como la serie es consciente de ello, ha decidido darle al público lo que quiere: más Reddington yendo por su cuenta.

Los eventos del final de la pasada temporada, con la identidad de Berlín al descubierto y el grupo especial del FBI teóricamente dejando de trabajar con Red, no han cambiado tanto la situación de la serie como parecía, pero sí han liberado al personaje de James Spader de los grilletes de la vigilancia de la agencia. Sí, continúa tratando con Elizabeth Keen y dándole información sobre algunos criminales que quiere eliminar, pero ahora va por libre y está totalmente desatado. No ayuda a ello que Berlín haya secuestrado a su ex-mujer, claro.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

El gato y el ratón

La aparición de Mary Louise Parker como la antigua esposa de Red arroja algo más de luz sobre el pasado de él. Su familia no murió, está en protección de testigos, pero madre e hija fueron separadas, y nadie sabe dónde está ella. Berlín sólo quiere a la mujer para vengarse de Reddington, claro, porque esto tiene que abrir más puertas hacia ese grupo de conspiradores al que pertenece el personaje de Alan Alda. Lo cierto es que cuando Red hace lo que le da la gana, es cuando es más entretenido y la serie tiene más energía y chispa, a pesar de que, en los dos episodios, siempre acabamos viéndolo matar a alguien.

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Por otro lado, la relación sobre la que construye 'The Blacklist', que es la de Reddington con Lizzy, ahora es algo así como un juego del gato y el ratón; los dos intentan averiguar el plan del otro y sólo comparten la información necesaria en cada momento. Keen no se fía de Red (con razón), y él quiere saber de dónde saca ella sus datos, así que esto puede ser divertido. Porque, mientras tanto, no hemos abandonado el esquema del criminal de la semana, con la diferencia de que todos están relacionados con la conspiración.

James Spader sigue entrando en las escenas como un elefante en una cacharrería, y el intento de humanizar algo más a Ressler dándole ese trauma no hace que su dinámica con Keen tenga algo más de química. El que se ha convertido en uno de los personajes más entrañables es Aram, el encargado de soltar siempre los monólogos de exposición de trama sin pestañear, y de hasta hacer algún que otro chiste. 'The Blacklist' parece que va a explorar más en detenimiento la conspiración contra la que lucha Reddington, pero la pregunta sigue siendo la misma del principio: ¿quién es realmente Elizabeth Keen?

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