'Revolution' sigue sin revolucionar nada

'Revolution' sigue sin revolucionar nada
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Revolution‘ era una de las novedades de la campaña televisiva americana 2012/2013 en la que había más esperanzas depositadas. Una premisa prometedora creada por Eric Kripke, la misma persona detrás de ‘Supernatural‘, la cual decidió abandonar la serie cuando completó el arco argumental de cinco temporadas que tenía pensado, y que J. J. Abrams tenga algún tipo de implicación, un gancho cada vez más inútil por el uso excesivo que se ha estado haciendo del mismo, la convertían en poco menos que un gran acontecimiento.

El problema llegó con el estreno del decepcionante piloto, algo que nos hacía temer a todos que ‘Revolution‘ iba a acabar convirtiéndose en la nueva ‘The Event’. Sin embargo, ‘Revolution’ ha sabido manejar con relativa fortuna sus evidentes puntos débiles para que no se haya convertido en un completo descalabro. Y es que sigue estando a años luz de las series realmente buenas, pero también es innegable que algo ha mejorado.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Personajes intrascendentes

Imagen de la serie

Había muchas cosas que criticar en el primer episodio de la serie (¿Cómo es que van todos tan limpios teniendo en cuenta las condiciones en las que se encuentren?), pero lo que me hizo estar tentado de abandonar ‘Revolution’ a las primeras de cambio fue el escaso interés que encontraba en todos los personajes. Esto ya pasaba con la mencionada ‘The Event‘ o ‘FlashForward‘, dos evidentes intentos de emular el enorme impacto de ‘Lost‘ que se vinieron abajo a las primeras de cambio.

Sería muy fácil atacar abiertamente al personaje de Charlie y sus intentos iniciales de enganchar a los fans más superficiales de ‘Los Juegos del Hambre‘ (The Hunger Games, Gary Ross, 2012), pero creo que es más ilustrativo pararse un momento a hablar de Aaron, quien a priori venía a rellenar el hueco reservado al necesario secundario cómico. Ya en el primer episodio hay una clara disensión a la hora de conseguir la simpatía del público, ya que tras su (leves) quejas por haber perdido su posición económica como ejecutivo de google (rasgo negativo), la serie no tarda en matizarlo a través del diálogo en el que habla de su esposa muerta (apunte redentor). Tenerlo en cuenta como el secundario simpático y de relleno resulta imposible tras esto.

Eso sí, ‘Revolution’ no se detiene ahí, ya que sigue dando palos de ciego a la hora de definir con claridad a sus personajes, llegando en este caso a hacer alguna broma de gracia ausente sobre su antiguo trabajo o buscar cierta empatía dramática cuando Maggie muere desangrada. ‘Revolution’ había apuntado tibiamente hasta ahí la posibilidad de que ambos tuvieran una relación amorosa, queriendo canjear con demasiado adelanto la carga emocional de la misma. De hecho, ni tan siquiera resultan efectivos sus intentos de crear una conexión entre el espectador y ella a través de su trágico intento de conseguir reunirse con sus hijos.

Imagen del episodio piloto de

Estas cosas requieren talento tanto para conseguir que el espectador se interese por la suerte de los extraños que está viendo en pantalla como para que las muertes sean impactantes. Y lo peor de todo es que ‘Revolution’ no tuvo problemas en intentar repetir la jugada con el apuñalamiento de Nora en ‘Soul Train’ (1×05), consiguiendo así que las heridas mortales sean algo trivial para los protagonistas y aniquilando cualquier fuerza dramática que consiguiera tener la muerte de Maggie, que, por mucho que me haya quejado, sí que mantenía cierto impacto, pero no tanto por la desaparición de dicho personaje como por el hecho de establecer que en ‘Revolution’ se pueden cargar a personajes importantes en cualquier momento.

Con el resto de personajes, hay tales altibajos que lo primero que he de comentar que el cliffhanger del último episodio emitido careció de impacto alguno por estar centrado en el gran lunar de la serie: Nate, el miembro de la milicia que ayuda a Charlie siempre que puede. No sé si estaréis de acuerdo, pero me resulta el ejemplo perfecto de sosainas que sólo está por ahí para rellenar la cuota de joven buenorro en la temible línea del Taylor Lautner de La Saga Crepúsculo. Por su parte, y por decir algo positivo, Billy Burke, Elizabeth Mitchell, Giancarlo Esposito y David Lyons consiguen a través de sus actuaciones que sus personajes esquemáticos y poco estimulantes tengan algún interés para el espectador. Es poco, y a cambio hay que soportar otras nulidades como Danny, pero ya es algo.

Apuntes de interés

Imagen de la serie de NBC

Teniendo en cuenta lo que he comentado sobre los personajes, creo que el resto de la serie debería rozar lo magistral para que ‘Revolution’ sea una serie que merezca la pena ver, pero eso sería mentiros vilmente. La cuestión es que Kripke al menos ha tenido buen ojo para no alargar hasta el delirio situaciones como el intento de rescate de Danny, algo que en otros casos se podría haber alargado sin problema hasta la mid-season finale, pero en ‘Revolution’ se está sabiendo jugar la carta de que pasen cosas cada poco tiempo y que esos hechos tengan repercusiones importantes en la trama.

Sí que resultan más discutibles giros como la revelación de que las doce llaves usb (por calificarlas de alguna manera) son la clave para que todo se solucione, ya que es inevitable acordarse de las nueve siete bolas mágicas de ‘Dragon Ball’. Es evidente que faltan personajes por conocer y que ‘Revolution’ debería darlo todo para que éstos sean la releche y compensen las deficiencias del resto, pero también que la serie corre el camino de convertirse en una cansina sucesión de búsquedas de las llaves mágicas para alargar la serie más allá de lo conveniente.

Por ahora, he de reconocer que ‘Revolution’ no está manejando mal el uso de los flashbacks para ir dándonos información sobre los protagonistas, siendo lo más interesante todo lo relacionado con Miles y Sebastian Monroe, que es la única que realmente se debería abordar en varios personajes. Eso sí, que se haga durante esta temporada y luego quede desterrado porque no hay más lagunas que rellenar. El último episodio ya da indicios de que Monroe no es el único gran líder, algo en lo que sin duda se incidirá de aquí en adelante, pero lo que nos queda tras cinco capítulos es un entretenimiento de perfil muy bajo al que hay que perdonar muchos errores en lo que tarda en decidirse a mejorar realmente o conformarse en no ser más que lo que ya es.

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