La ascendencia de 'Cristela' es mucho más interesante que su contenido

La ascendencia de 'Cristela' es mucho más interesante que su contenido

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La ascendencia de 'Cristela' es mucho más interesante que su contenido

No sería nada raro que dentro de un tiempo y con perspectiva recordemos la temporada 2014-2015 como la de la diversidad racial. Centran muchos más titulares la cantidad de obras inspiradas en cómics con la llegada de ‘The Flash’, ‘Constantine’ y en breve ‘Agent Carter’ y ‘iZombie’, y las series producidas por Shonda Rhimes, la nueva emperatriz de la televisión, pero es notable la cantidad de series no-blancas que se han estrenado en las cadenas generalistas.

En el bando negro tenemos ‘How to get away with murder’ y ‘Blackish’, en el asiático tenemos pendiente de estreno ‘Fresh off the boat’, y en el latino están ‘Jane the virgin’ y ‘Cristela’. Son series con protagonistas de epidermis y ascendencias culturales distintas a los típicos blancos de apellidos europeos. Puede que la televisión americana contemplara la diversidad pero, si había un claro protagonista, solía ser como ‘Blancanieves’.

Esta es la razón que hace que ‘Cristela’ sea más interesante de lo que realmente es. Cristela Alonzo es la primera latina en escribir, producir y protagonizar su propia serie pero no nos confundamos, no es una Lena Dunham con acento latino. ‘Cristela’, que ha creado junto a Kevin Hench, es la compañera de programación perfecta para ‘The last man standing’, la serie de Tim Allen. Podéis imaginar, por lo tanto, por donde van los tiros.

Una sitcom... ¿rancia?

La fórmula es la sitcom tradicional más básica: dos decorados y una broma fácil tras otra mientras el público se ríe. Su intención es satisfacer al espectador al instante, nada de construir situaciones que estallen al final del episodio. Cada gag es una frase y cada mueca de Alonzo así lo demuestra, escapándosele sonrisas en cada momento mientras se queda con la última palabra.

Esto no quiere decir que la protagonista no esté fantástica. Puede que a algunos les irrite ver a los actores reírse de sus propias bromas, pero a veces es una forma de transmitir familiaridad. Da la impresión que Alonzo, más que reírse de su ingenio, se ríe con el público y tiene mucho desparpajo. Si alguien puede aguantar el peso de la serie es ella, que está francamente divertida y a quilómetros de distancia del resto del reparto.

Tampoco seré yo quien diga que la serie no tiene su gracia. Las bromas de Cristela sobre los prejuicios racistas funcionan muy bien (en tres episodios la confunden con la mujer de la limpieza, la secretaria y la niñera a pesar de ser una abogada en ciernes) y ella tiene una soltura envidiable, pero no parece que la serie quiera prosperar. Lo más probable es que recicle estas bromas una y otra y otra vez hasta que se cancele la serie en diez semanas o dentro de cinco años como ocurre con otra serie tan básica como ‘2 Broke Girls’.

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