Bones, o el encanto de Booth y Brennan

Bones, o el encanto de Booth y Brennan
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Hasta que no tenga disponibles los primeros capítulos post huelga de guionistas de Bones, La Sexta se está dedicando a reponer la segunda temporada (creo) de esta serie los martes por la noche, por el momento. De las series extranjeras que esta cadena programa a un horario más o menos aceptable (pongamos que entre las 22 y las 23:30), Bones es una de las más entretenidas y curiosas no porque sea otro procedimental forense centrado, en este caso, en una antropóloga y su equipo, sino por el sentido del humor que preside las interacciones entre sus protagonistas y, sobre todo, por lo bien llevada que está la relación entre la doctora Temperance "Huesos" Brennan y el agente del FBI Seely Booth.

De las parejas protagonistas que pueblan actualmente las series de prime time estadounidense, hay pocas que derrochen la química que hay entre los dos actores, David Boreanaz y Emily Deschanel, y hay pocas que jueguen al despiste, las situaciones embarazosas y los diálogos simpáticos con el mismo acierto que ésta. Son los principales herederos de Mulder y Scully, que eran la razón por la que seguíamos viendo Expediente X, más que por la Conspiración.

Siempre resulta divertido ver a Brennan y Booth discutir por las cosas más peregrinas en el coche, mientras se dirigen al escenario de algún crimen, especialmente cuando uno pone en cuestión los valores o las creencias del otro. Esta tercera temporada se ha añadido a la mezcla un psicólogo del FBI que nos está regalando unos momentos de comedia entre Brennan y Booth que demuestra que lo único que Bones se toma realmente en serio es la relación de su pareja protagonista; desde luego, sus responsables se la toman mucho más en serio que los casos, a veces un poco demasiado gore y, otras veces, algo fantasiosos.

No pasará a la historia de la televisión como la mejor serie y, como procedimental, no se aparta demasiado de su fórmula, pero como comedia romántica encubierta resulta entretenida y divertida de ver. Y no es una comedia a su pesar, como pasa cada vez más con CSI: Miami , sino que se está buscando el humor para tratar y mimar a Brennan y Booth y anclar la serie alrededor de ellos, hasta el punto de que por separado pierden la chispa que tienen cada vez que aparecen juntos.

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