'Awkward' recupera el personaje de Jenna y así salva su tercera temporada

'Awkward' recupera el personaje de Jenna y así salva su tercera temporada
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Hay planes que tardan en tomar forma, que se cuecen lentamente y acaban dando sus frutos; y luego están los defectos, que están allí y que los guionistas tienen el deber de dar la vuelta si tienen un momento de inspiración. Distinguir entre una cosa y la otra a veces es cristalino y otras es imposible, como es el caso de Jenna Hamilton. No me atrevería a decir que se les fue de las manos a los guionistas de ‘Awkward’, pero sí puedo asegurar que su evolución acabo teniendo muy buenos resultados. ¿Quién se lo hubiera imaginado cuando Colin pasó a formar parte de su vida?

La idea de poner a Jenna otra vez entre dos hombres era un maltrato para el espectador. Ya habíamos vivido esa situación y, de hecho, se había alargado lo suficiente. Primero había luchado por Matty, su amor platónico; después se había encaprichado por el bonachón de Jake; y finalmente se decidió por el chico con quien perdió la virginidad. Pero ni tan siquiera llevaban cuatro días juntos que comenzó a fijarse en otro, el cultureta de su clase de escritura creativa.

Esta trama, si debía llevarse a cabo, tenía que reservarse para al cabo de un tiempo. Era una falta de respeto tener al público pendiente de su elección amorosa para que se aburriese a la primera de cambio. No encajaba con los sentimientos de Jenna, que lo había idolatrado en exceso durante toda su edad del pavo, y no podía ser que se cansase tan y tan rápido. No es como si ella no hubiera sabido de antemano como era Matty. Era inevitable pensar, entonces, que Lauren Iungerich se había quedado sin ideas originales y que no sabía exprimir su propia serie más allá de los líos amorosos, algo ofensivo si tenemos en cuenta el potencial del universo de ‘Awkward’.

La antipatía de Jenna Hamilton

Por suerte, con la segunda mitad de la tercera temporada resolvió este problema y también otro que cada vez era más difícil de ocultar: la antipatía natural de Jenna. Si bien al principio de la serie ya era cínica y egocéntrica, su obsesión por mirarse el ombligo y tomar decisiones erróneas llevó a ganarse el odio de parte del público. Era irritante pero no estaba muy claro si así lo había querido Iungerich o si se había pasado de lista tanto ella como Jenna. Por esto fue un momento de inspiración cuando convirtieron este tramo de episodios en la deriva al lado oscuro de la protagonista: era un momento de inspiración que cambió de inmediato la percepción de la serie.

Así ‘Awkward’ recuperó su frescura y hasta se justificaron los momentos más irritantes. El relato cobró sentido y coherencia y fue muy divertido ver cómo finalmente sus compañeros de instituto y su propia familia la veían como el ser antipático que percibía el público. Además, se lo tomaron con humor y lo llevaron hasta las últimas consecuencias: conseguir que despidieran a Valerie era un golpe muy bajo, como pegar a un niño tonto. Era toda una declaración de intenciones que Ming y Tamara le impidieran hablar de sí misma: era un guiño de los propios guionistas.Y, enfrentándose a sus errores con sinceridad y acidez, han logrado que perdonemos a Jenna Hamilton y se ha convertido en alguien tolerable. Vuelve a ser la protagonista que tanto me gustaba y Matty ahora es todo un galán. ¡Cuánto ha madurado desde que comenzó la serie, por más que siga oliéndose el sobaco de vez en cuando!

Sadie en

Más allá del triángulo

‘Awkward’, no obstante, está formada de pequeños detalles y este final de temporada también los ha tenido. Valerie y su apartamento, Sadie y sus constantes puñaladas (y lo realista que es su ascenso como reina de Twitter), lo achuchable que se ha convertido la madre de Jenna desde que pasó a tener corazón, se aprovechó cada aparición de la madre adoptiva de Sadie y finalmente los problemas de Ming con la mafia china. ¿Mi única duda? Que Ming haya renunciado al trono porque el personaje sólo ha tenido vida mientras tenía toda esa organización a su favor o en contra. Habrá que ver qué depararán los próximos episodios para ella.

Estos episodios han demostrado también que, cuando ‘Awkward’ está inspirada, puede ganar por goleada a cualquier serie de temática teen de la televisión americana actual. Tiene un universo lleno de posibilidades, maneja con inteligencia todos los tópicos y mezcla muy bien el cinismo con lo emotivo (ese plano de Jenna bailando sola fue amor). Esperemos que este regreso al camino correcto no se vea truncado por la marcha de Lauren Iungerich de la serie. Puede que ella llevara su propia serie a la ruina creativa, pero también fue quien la ideó, quien escribió sus magníficos primeros episodios y quien la salvó en este último tramo. Afortunadamente, ‘Awkward’ no es ‘Community’ y en las manos adecuadas puede seguir adelante.

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