Risto Mejide contra Kike Santander

Risto Mejide contra Kike Santander
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Definitivamente, esta edición de Operación Triunfo tiene un nombre propio: Risto Mejide. Y es que el tipo está siendo, semana tras semana, lo más jugoso de un programa que, por lo demás, transcurre por la senda de lo tremendamente previsible (creo que todos los que seguimos el concurso podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, los 3-5 concursantes que quedarán al final...). Si en los inicios se distinguió por sus comentarios demoledores hacia los concursantes y la adopción del término "producto" para referirse a ellos (costumbre que no ha abandonado), ahora ha decidido añadir un matiz a su papel, y es el de azote de los profesores de la Academia.

Así, desde hace un par de semanas, desliza en sus comentarios puyas directas contra el equipo de profesores liderado por Kike Santander. Básicamente, nomina a los concursantes porque no puede hacer otra cosa, pero la culpa de que lo hagan mal no es suya si no de los profesores y le encantaría poder nominarlos.

El primer día creo que todo el mundo se llevó cierto impacto; ¿cómo es posible que desde el jurado se ataque a los profesores? Pero la respuesta no se ha hecho esperar. Y es que Kike Santander, que pese a su sonrisa perenne, su acento colombiano tan dulce y sus símiles poéticos (gracias a dios, este año los está evitando) es un tipo fiero, y no ha dudado en responder a Risto Mejide. En esencia, "no creo que sepas distinguir un RE de un MI", "por cada cosa correcta que dices, hay cinco incorrectas" y "académicamente, lo que dices entra por un oído y sale por el otro". Y todo esto en directo ante la pasmada mirada de Jesús Vázquez y su colección de triunfitos.

No me cabe la menor duda de que esto, sin estar guionizado, desde luego está tolerado por la productora. Si no, no habrían metido a un tipo como Risto Mejide en el jurado, o le habrían reconducido después de sus primeras salidas de tono. Pero no lo han hecho. Y es que la bronca da morbo, y el morbo da audiencia. Cosa que parece que los gorgoritos desafinados de los aspirantes a triunfadores no parecen garantizar.

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