'Informe Robinson' y su imprescindible mirada a Barcelona '92

'Informe Robinson' y su imprescindible mirada a Barcelona '92
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En los dos últimos años, ‘Informe Robinson‘ ha aprovechado las Navidades para estrenar reportajes que recuerdan algunas de las gestas más importantes del deporte español. El año pasado rememoró el Campeonato del Mundo de fútbol que la selección española ganó en Sudáfrica, hilado a través de lo que contaban los propios futbolistas, y éste, el evento elegido son los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, de los que se cumplirán 20 años el próximo mes de julio. Casi da vértigo pensar que han pasado dos décadas desde aquel verano en el que, como afirman bastantes de los entrevistados en el reportaje, el deporte español entró en la modernidad y e contribuyó a cambiar la imagen que se tenía de España en el exterior.

El especial no tiene un hilo conductor como el del Mundial de Sudáfrica, estructurado alrededor del periplo de Andrés Iniesta desde su lesión, meses antes del torneo, hasta que marcó el gol de la victoria en la final, sino que recuerda lo que fueron los Juegos en orden cronológico, desde que se empieza a trabajar en la presentación de la candidatura de Barcelona, en 1979, hasta que se apaga el pebetero olímpico, el 9 de agosto de 1992. Durante gran parte del programa, esos recuerdos los cuentan gran parte de los 22 medallistas españoles en aquella cita, un récord inaudito para el país hasta entonces y que todavía no se ha igualado después.

Cómo se lograron los Juegos

Quizá una de las partes más interesantes del reportaje sea su tramo inicial, en el que se cuenta la estrategia que se siguió para conseguir que Barcelona albergara unos Juegos Olímpicos de verano. Desde el momento en el que Juan Antonio Samaranch fue elegido presidente del Comité Olímpico Internacional, escuchamos a Jordi Pujol, Narcís Serra y otros políticos que ocupaban cargos de importancia en la época explicar cómo se conjugaron los diferentes intereses de ayuntamiento, Generalitat y gobierno central y cómo se superaron las diferencias políticas entre todos los responsables para aunar esfuerzos y vencer a la principal favorita, París, para llevar los Juegos a Barcelona. Las tácticas políticas, de relaciones públicas y, una vez la ciudad es nombrada para suceder a Seúl como organizadora del evento, incluso el esfuerzo que se hizo para evitar que ETA atentara durante los Juegos se desgranan de un modo muy interesante y poco comentado hasta el momento.

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La figura que abre y cierra el reportaje, de todos modos, es la de Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona entonces, al que vemos caminar sobre el tartán del estadio olímpico de Montjuic y recordar aquellas tres semanas del verano de 1992 y lo que representaron para la ciudad. Se habla de que se quería proyectar una imagen de modernidad ya desde la ceremonia de inauguración (en mi humilde opinión, la mejor hasta que llegó la de Pekín ’08, con su espectáculo por todo lo alto) y también a través de Cobi, la mascota, muy controvertida al principio y que luego ha terminado siendo una de las mascotas más rentables en la historia olímpica. Pero, aunque todos estos secretos entre bambalinas son muy interesantes, donde llegan los momentos más emocionantes es en el recuerdo no sólo de las medallas logradas por España, sino de las otras gestas de los Juegos.

Las medallas, en primera persona

‘Informe Robinson’ se acuerda, por supuesto, del Dream Team, la primera selección de baloncesto estadounidense compuesta por estrellas de la NBA, y del “Angolazo” de España en aquel torneo, de Hassiba Boulmerka, atleta argelina que ganó el 1.500 y que estaba amenazada por los fundamentalistas islámicos por correr con los brazos desnudos, de los dos oros de un Carl Lewis al que casi se daba por acabado, del récord mundial aún vigente de Kevin Young en los 400 metros vallas, del rey de la gimnasia Vitaly Shcherbo y, por supuesto, de los medallistas españoles. Entre ellos, quizás la historia más emocionante sea la de Miriam Blasco, oro en judo, cuyo entrenador había muerto en un accidente de moto sólo un mes antes de los Juegos y cuya memoria sirvió a Blasco como motivación para ser campeona, ningún otro resultado le servía.

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Todos ellos rememoran lo que sintieron al subirse al podio o la extrema concentración durante las pruebas, que les hacían no ser conscientes de nada de lo que pasaba a su alrededor. El caso de algunos, como el equipo de tiro con arco o el ciclista José Manuel Moreno, muestra también el cambio de mentalidad en la preparación de los deportistas que trajo Barcelona ’92, con el nacimiento del Plan ADO y, en palabras de Theresa Zabell, medallista en vela, la sensación de que los españoles se quitaban los complejos y se convertían en un deportista más a nivel mundial. También resulta emocionante escuchar a Fermín Cacho revivir su victoria en el 1.500 y a Manel Estiarte contar la frustración del equipo de waterpolo al perder una final que sabían que podían haber ganado. Es interesante verlo a él en contraste con la alegría desbordante del equipo femenino de hockey sobre hierba, que se conjuró para ganar un oro en el que sólo ellas creían.

Como es costumbre en ‘Informe Robinson’, el lado humano de los medallistas es lo que más le importa, escuchar sus sensaciones de entonces recordadas con el tamiz que da el paso del tiempo. A veces da la sensación de que habría sido interesante disponer de más tiempo para conocer mejor algunas de aquellas experiencias (la historia que cuenta Kiko en las tomas falsas del final sobre una fiesta de la espuma, un atleta de halterofilia y su medalla de oro en fútbol prometía, desde luego), pero sigue siendo un interesante y emocionante recuerdo de lo que significó aquel evento que acabó trascendiendo los límites de lo meramente deportivo.

Web oficial | ‘Informe Robinson’: Barcelona ’92. Donde todo empezó
En ¡Vaya Tele! | ‘Informe Robinson’, así se trata el deporte en televisión

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