'Las noches de Tefía' funciona como la seda cuando abraza su historia de evasión y espectáculo en un campo de concentración franquista, pero se atasca en el melodrama

'Las noches de Tefía' funciona como la seda cuando abraza su historia de evasión y espectáculo en un campo de concentración franquista, pero se atasca en el melodrama

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Patrick Criado Tefia

Con motivo de los fastos por el orgullo LGTB, Atresplayer ha estrenado una de las que son sus grandes apuestas de ficción para este año: la ambiciosa 'Las noches de Tefía', serie de seis episodios que se dispone contar uno de esos capítulos dolorosos de la historia del España y que no suele ser muy conocido.

Mas concretamente, la serie nos lleva a un campo de trabajo que mantuvo el franquismo durante varios años: la Colonia agrícola penitenciaria Tefía, sita en Fuerteventura y adonde iban a parar algunos presos por la ley de Vagos y maleantes, muchos de ellos, homosexuales.

En esta ambientación, la serie sigue las penurias de un grupo de presos a mediados de los cincuenta que, cada noche, encontraban refugio en las historias que le contaba uno de sus compañeros. En especial, un salón de variedades llamado el Tindaya donde se respiraba la libertad de la que carecían. La historia está contada con el punto de vista de Airam (Marcos Ruiz), superviviente del Tefía que en 2004 es contactado por un periodista para que cuente su historia.

Con un alma de espectáculo, 'Las noches de Tefía' atrapa con su relato dual en estos años cincuenta jugando entre el blanco y negro y el ominoso color en lo que asistimos a la realidad y la ficción de este grupo de presos. Una mezcla que nos da momentos tan duros como fantásticos números de cabaret, de música y algún que otro gag entre las bambalinas del Tindaya.

Demasiado contraste en sus componentes

Todo lo bien que funciona la parte del pasado, sobre todo esos viajes al mundo del Tindaya, lo pierde la serie en cuanto cambia de época. Un contraste abismal en todos los sentidos. Tanto en el nivel de guion (los diálogos son atroces) como en un reparto algo histriónico que no ayuda a darle sentido a esta vida futura del Airam de 2004 (Jorge Prugorria).

Aquí creo que ha habido un error de cálculo por parte del dramaturgo Miguel del Arco, que parece que se olvida (o no termina de tener en cuenta) que aun con sus similitudes, los códigos teatrales y televisivos son diferentes. Ese enfoque teatral es bastante beneficioso en según que secuencias, pero en otras esta alianza se vuelve realmente en contra.

Esta sensación también puede estar causada por el equilibrio de géneros por los que se mueve la ficción. Tenemos un amargo y duro drama carcelario y una comedia cabaretesca de evasión dándose la mano e invitándonos a disfrutar y a sufrir con los personajes. Y luego está ese 2004 algo desdibujado y, por qué no decirlo, telenovelesco.

Personajes algo desdibujados

Que no es que las partes del pasado no tengan sus problemas. De hecho podemos decir que las planicies (intencionadas muchas de ellas) que hay ahí y que se disimulan por el embriagador mundo del Tindaya y los presos que lo viven, se trasladan sin embellecedores a las otras partes de la serie.

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Quizás donde más se noten estas llanuras es a la hora de perfilar los personajes que, por lo general, son bidimensionales. Al menos en los dos episodios mostrados a la prensa, los guardias y responsables de las instalaciones son villanescas caricaturas que hacen la vida imposible a santos queer, que no tienen tampoco una mayor profundidad.

Ni profundidad ni un conocimiento real de quiénes son estos presos más allá de cuatro rasgos, esto causa cierta difuminación en lo que se cambia el ambiente de Tefía por el de Tindaya pero, peor aún (al menos para el que esto escribe), una conexión fallida e insuficiente con ellos.

Lo cual es una pena porque la serie cuenta con un reparto que de sobra muestra su valía (Patrick Criado, Miquel Fernández, Roberto Álamo, Carolina Yuste, Israel Elejalde, etc.) y que, si bien está fantástico, sus personajes no terminan de hacerles justicia.

En definitiva, 'Las noches de Tefía' funciona mucho mejor cuando va a su espectáculo y ofrece esa celebración de la vida como resorte de evasión en lo que que, a su vez, sirve para contar episodios oscuros de nuestro pasado. Una ficción disfrutable y entretenida lastrada por unos altibajos que la deslucen más de la cuenta.

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