Críticas a la carta | 'Spider-man', de Sam Raimi

Críticas a la carta | 'Spider-man', de Sam Raimi
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Algunos quizá piensen en Christopher Nolan y sus acercamientos a la figura de Batman a la hora de buscar un gran culpable en la avalancha de superhéroes en el cine durante el siglo XXI, pero lo cierto es que él ya se encontró el camino allanado por otras producciones, donde sobresale con luz propia ‘Spider-man’, cuyo éxito fue la gran clave para que se empezase a adaptar la historia de superhéroes más secundarios. ¿Cuál es el motivo? El dinero, ahí no hay ninguna sorpresa, pero conviene pararse un segundo a valorar sus logros en este apartado: ‘Spider-man’ se convirtió en la película más taquillera durante su primer fin de semana, también fue la que más ingresos tuvo en USA durante todo el 2002, y aunque mundialmente se tuvo que conformar con el tercer puesto (‘El señor de los anillos: Las dos torres’ y ‘Harry Potter y la cámara de los secretos’ lograron superarla), no tuvo problemas para convertirse en su momento en uno de los diez largometrajes más taquilleros de la historia al ingresar 821,7 millones de dólares.

Esas cifras pueden no parecer para tanto hoy en día, pero lo cierto es que aún es una de las treinta películas más taquilleras de la historia y sólo otras dos cintas superheroicas (‘El caballero oscuro’ con 1001,9 millones y ‘Spider-man 3’ con 890,9) han logrado sobrepasar esos números. Además, creo que no hace falta mencionar una por una todas las producciones de estas características para ver lo importante que fue el estreno de ‘Spider-man’ en el 2002. Por mi parte, recuerdo perfectamente ver la película tras solucionar unos papeleos en la universidad previos a poder matricularme y que ya por aquel entonces me tocaba las narices que algunos filmes tardasen tanto en llegar a España desde su estreno en USA (mes y medio pasó en este caso). ¿Mi veredicto por aquel entonces? Un buen entretenimiento con algunos momentos de brillantez. Un par de años después adquirí una copia en dvd y procedí al único revisionado que había hecho hasta hace apenas unos días. Lo cierto es que me gustó algo menos que la primera vez. Ahora el misterio es: ¿Cómo ha sobrevivido ‘Spider-man’ a tantos años desde el último visionado?

Los orígenes de Spiderman

Spider-man siempre ha sido uno de mis superhéroes de cómic favoritos junto a Batman y Hulk (el musculoso verde era mi favorito de chaval), pero estoy lejos de ser un purista que se ofenda con cualquier cambio. Es por ello que situaciones como el mezclar alegremente situaciones propias de la historia de Gwen Stacy (a la que da vida Emma Stone en el relanzamiento de la franquicia) con Mary Jane no son cosas en las que me vaya a parar demasiado. Estamos ante una adaptación y no ante una traducción cinematográfica del original.

La contratación de Sam Raimi resultó sorprendente en su día. ¿El motivo? Pues que más allá de lo irregular que estaba siendo en sus trabajos previos (capaz de rodar su mejor película con ‘Un plan sencillo’ y también una memez de mucho cuidado como ‘Premonición’), lo cierto es que llevaba años sin conseguir un claro éxito comercial. Además, sabiendo que se había

La versión de Tobe Hooper

barajado seriamente la opción de que fuese David Fincher (desavenencias con la historia a adaptar provocaron que no llegase a buen puerto) pues estaba entre extrañado y algo decepcionado. Eso sí, lo que parecía claro es que seguro que iba a ser algo mejor de lo que podría haber salido de ese proyecto ochentero producido por la Cannon y dirigido por Tobe Hooper. Y en este caso hasta llegaron a sacar un cartel promocional (podéis verlo a vuestra derecha), por lo que poco faltó para que llegase a ser una realidad. Sobre su trabajo, logra mantener el interés y ceder sólo cuando es necesario a la pirotecnia visual (que además está bien rodada, evitando confundir de forma innecesaria al espectador), pero falta un gran momento icónico (quizá el más cercano sea el beso bajo lluvia), amén de que ceder en un par de ocasiones a la moda de la época de la cámara lenta importada por el impacto que tuvo ‘Matrix’ no es un acierto.

También es cierto que podemos encontrar ciertas limitaciones en un guión oficialmente atribuido a David Koepp, pero en el que varias personas metieron mano, incluyendo a un James Cameron que hizo un boceto inicial cuando estaba pensado que fuese él el encargado de dirigirla. Koepp acertó al mantener el hecho de que las telarañas de Spidey tengan un origen orgánico, ya que en el cómic nunca me terminé de creer demasiado que Peter Parker consiguiera crearlas. Por lo demás, ‘Spider-man’ tiene un tono introductorio excesivo, lo cual afecta a la legendaria rivalidad entre Spiderman y el Duente Verde, quedando ésta reducida a una cantidad de metraje demasiado breve para alcanzar todo su potencial. Otro punto relevante es la espectacularidad visual, y aquí hay varios momentos que aún hoy funcionan a la perfección, pero también hay situaciones esporádicas en la que el trabajo de efectos especiales es bastante fallido, quedando muy al descubierto la excesiva utilización del ordenador. En cambio, pocas pegas hay que poner a la banda sonora de Danny Elfman (contratado por petición expresa de Laura Ziskin, productora de la película), ya que consigue que su sonido característico (es muy difícil confundir una banda sonora suya con la de otro compositor) se ajuste a la perfección a nuestro querido trepamuros.

¿Era Tobey Maguire el actor idóneo?

Spidey y Mary Jane

Una de las cosas que más dudas generaba era la elección de Tobey Maguire para dar vida al binomio Peter Parker/Spider-man. Para el papel llegaron sonar tanto actores que han demostrado ser claramente mejores que él (Leonardo DiCaprio, el favorito de James Cameron, Heath Ledger o Ewan McGregor) como otros cuya mera existencia mejor olvidar (Chris O`Donnell, Freddie Prinze Jr. o Chris Klein), así que, hablando con la ventaja de hacerlo diez años después, podemos decir que fue una elección intermedia. El gran problema de Maguire es que no es un actor especialmente carismático, y eso afecta a su trabajo cuando le toca ser el arrollador héroe arácnido, que funciona mejor cuando se limita a moverse a lo loco por los aires que a seducir a Mary Jane o a intentar replicar la comicidad característica del personaje.

En cambio, sí que resulta muy convincente en la faceta de pringao, siendo determinante para ello sus rasgos fáciles, porque puede gustar más o menos, pero no creo que nadie pueda decir que sea alguien especialmente expresivo (vergüenza daba la escena de la tercera entrega en la que pretendía ir de chico malo). La cuestión es que encontrar un equilibrio entre ambas facetas es especialmente complicado, por lo que entre un Spider-man poco memorable y un hasta cierto punto logrado Peter Parker (salvo cuando se pone demasiado trascendental con lo de ‘un gran poder conlleva una gran responsabilidad) sale una media de no está mal. Eso ya podía detectarse en su momento (os recuerdo que ya existía el Lobezno de Hugh Jackman), pero es una disparidad que ha quedado más clara tras ver a muchos actores intentando cosas similares con otros superhéroes.

El resto del reparto

Tampoco fue un camino de rosas la elección de Kirsten Dunst como Mary Jane Parker, ya que sólo se animó a intentar conseguir el papel tras la elección de Maguire, confiando en que la película seguiría la línea de no apostar por ser un mero espectáculo vacío más. Fue contratada apenas un mes antes de comenzar el rodaje y, la verdad, creo que es el mayor error de casting de la película. ¿Los motivos? Jamás logra transmitir el encanto seductor que debería ir asociado al personaje y parece contagiarse por la sosez característica de Maguire. Nunca he sido un gran fan de Dunst, pero no sería justo echarle todas las culpas, ya que lo cierto es que muchas películas de superhéroes adolecen del mal recurrente de que la chica del protagonista sea un personaje tirando a anodino. Me viene por ejemplo a la memoria la olvidable presencia de Natalie Portman en ‘Thor’.

Con el Duende Verde

En el resto del reparto la línea dominante es la mera corrección. Podría ir enumerando uno a uno a todos los integrantes, pero sería perder el tiempo al venir a decir lo mismo en todos los casos. Haré una excepción con Willem Dafoe y su Duende Verde al ser tan importante el rol del villano en una producción como la que nos ocupa. Lo primero que hay que decir es que hay una pifia enorme de diseño de producción en lo concerniente su traje. No soy uno de esos fans tradicionales que abogan por respetar el tono bufesco del cómic, pero el look metalizado resta atractivo al personaje, por no entrar a hablar en lo horrendo que resulta su mero diseño. Pasando ya a la actuación de Dafoe, decir que siempre he creído que es un actor ideal para dar vida al malo de la película, pero que suelen desaprovecharlo de mala manera (¿hace falta que os recuerde la existencia de esa cosa llamada ‘Speed 2’?). Aquí no llega a resultar molesto, pero la forma de mostrar la personalidad dual de Norman Osborn no termina de resultar ente, algo que afecta al trabajo de un Dafoe que sabe rozar la sobreactuación sin caer abiertamente en ella.

Por lo demás, hoy en día he agradecido más las breves apariciones de personajes ya famosos en la época (Stan Lee, ‘Macho Man’ Randy Savage, Bruce Campbell, etc.) o de intérpretes poco conocidos por aquel entones y que se han ido labrando una carrera con el paso de los años (Elizabeth Banks como la secretaria de J. Jonah Jameson u Octavia Spencer como la mujer encargada de apuntar a los aspirantes a vencer a Savage en un combate de lucha libre). Sin embargo, hay algo que ya me gustó sobremanera en el 2002 y que aún hoy aguanta igual de bien o mejor: El trabajo de J. K. Simmons como J. Jonah Jameson, el déspota director del Daily Bugle y enemigo jurado de Spider-man. Sólo la palabra perfección sirve para definir el trabajo de adaptación en el caso de este personaje, ya que logra transmitir los mismos caricaturescos aires de grandeza, su innegable carisma y el hecho de conseguir que un personaje que es un malnacido de mucho cuidado se gane el cariño del público. La pega es que la genialidad de Simmons hace que la corrección generalizada pueda llegar a molestar.

El perfecto J. Jonah Jameson

Conclusiones

En definitiva, ‘Spider-man’ sigue siendo un entretenimiento bastante digno diez años después de su estreno. El problema es que hoy en día resultan más llamativos ciertos problemas visuales (el horrible traje del Duende Verde y alguna secuencia en la que los efectos visuales ya cantaban entonces), la mayor parte del reparto no pasa de hacer un trabajo meramente correcto (la genial actuación de J. K. Simmons es la única excepción) y que el marcado tono de presentación del personaje llega a hacerse algo más pesado tras haberlo visto en muchos otros casos, sobre todo cuando la seriedad gana peso a la hora de definir las motivación del hombre araña. Está lejos de ser una mala película, pero Marc Webb tampoco lo tiene muy difícil para hacer algo mejor con su ‘The amazing Spider-man’. En julio saldremos de dudas.

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