'P'tit Quinquin', una joya diferente, muy diferente

'P'tit Quinquin', una joya diferente, muy diferente

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'P'tit Quinquin', una joya diferente, muy diferente

Vivimos completamente colapsados por la enorme cantidad de series y temporadas que se nos acumulan para ver. Se va a estrenar X, Y presenta su siguiente temporada, y mientras, le seguimos los pasos a Z, que igual no nos gusta mucho, pero es la favorita de nuestros amigos y, por eso, no nos la perdemos. Ojalá todos sacáramos tiempo para ver lo que de verdad nos interesa, y no simplemente, lo que marca el calendario. Así, seguro que series como 'P'tit Quinquin' tendrían mayor divulgación.

Porque seguro que muchos no la conocen, porque no forma parte de esas increíbles promociones que hacen las grandes cadenas y porque funciona, sobre todo, por el boca a boca que, afortunadamente, aún no nos pueden quitar. Para muchos, 'P'tit Quinquin' es una de las mejores series de 2014. Para mí, desde luego, una sorpresa muy agradable por ser tan distinta y tan disfrutable y, desde luego, se la recomiendo a todo el mundo.

El género es...

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'P'tit Quinquin' es una miniserie francesa de cuatro capítulos, dirigida por Bruno Dumont y emitida por el canal Arte. Su increíble desarrollo, que parece abarcar un sinfín de géneros, es una de las "anomalías" que la hacen más interesante. Para empezar, tenemos todas esas secuencias pausadas, que nos llevan en un paseo bucólico por la región de La Picardia y que se detienen en los rasgos del paisaje.

Pero también tenemos esas secuencias de humor del que te hace reír hasta que te duele el estómago, apoyadas en momentos de extrañeza de unos personajes de los que pronto aprendes que no sabes por dónde van a salir. Tenemos amor, amistad, relaciones familiares e incluso asesinatos, (y no pocos) que han llevado a algunos a decir que esta serie es un cruce entre 'Twin Peaks' y 'Bienvenidos al norte'.

Una historia con muchos recovecos

Vaca Quinquin

La historia de 'P'tit Quinquin' parte de una de las premisas más de moda en la tele actual: en un pequeño pueblecito, comienzan a sucederse una serie de crímenes que alteran para siempre la vida de sus conciudadanos. Después, todo empieza a dar tantas vueltas que incluso se puede llegar a pensar que esta serie también es una parodia de ese tipo de productos.

Lo más raro convive con lo más habitual. El cuerpo de la primera víctima se encuentra despedazado en el interior de una vaca que aparece dentro de un búnker abandonado. No hay mucho tiempo para hacer cábalas y conjeturas sobre lo que ha pasado, pues los dos policías que llegan para investigar el crimen no pueden se más extraños en sí mismos.

La vida, esa espesura amarga que hierve bajo nuestras conversaciones más intrascendentes, se sigue abriendo paso, y disfrutamos de momentos tan geniales como el del entierro de la primera víctima o el interrogatorio a los compañeros de trabajo de uno de los asesinados, que ponen patas arriba un misterio que nunca sigue la dirección que esperamos.

Personajes inolvidables

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Una de las grandes cualidades de esta serie es su amplio repertorio de personajes. Dumont puede presumir abiertamente de un casting que resulta más que soberbio. No se trata de actores profesionales, sino de auténticos habitantes de la zona. Esto, tan arriesgado, no es la primera vez que da unos frutos magníficos.

A los habitantes de un pueblo que parecen los primos lejanos de los protagonistas de 'Amanece que no es poco', con esos niños tan violentamente enigmáticos y esas relaciones personales tan poco claras, hay que sumar la presencia de los dos investigadores que la policía envía para resolver el crimen: a partir de ese momento, es difícil no declararse fan absoluto del personaje que interpreta Bernard Pruvost, el comandante Van der Weyden.

¿Un buen final?

Mientras nos regodeamos en esta serie tan divertida pero con momentos tan duros y violentos y con escenas extrañamente poéticas, entusiasmados con su juego de gags visuales, la serie llega, irremediablemente, a su final, en el que nos encontramos con una historia que queda abierta y de la que faltan por unir varias piezas.

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Entonces, recordamos cómo en medio de esa fiesta de la diversión, en la que todo parecía una travesura para reír, Dumont ha ido plantando semillas que en las últimas secuencias, se deben recoger. La ristra de interpretaciones posibles están aseguradas, la confusión y la duda también. Es sólo otra de las facetas de esta especialísima serie, que Cahiers du Cinema ha considerado la mejor obra audiovisual francesa del año.

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