La inmediatez que condena la segunda temporada de ‘UnReal’ es a la vez su salvadora

La inmediatez que condena la segunda temporada de ‘UnReal’ es a la vez su salvadora

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La inmediatez que condena la segunda temporada de ‘UnReal’ es a la vez su salvadora

El verano pasado Lifetime sorprendió con ‘UnReal’, una sátira televisiva oscura y atrevida que estaba protagonizada por dos de los personajes femeninos más memorables de la televisión actual. Las expectativas con respecto a lo que la serie podía ofrecer en esta segunda temporada eran bastante altas pero, desgraciadamente, el conjunto no ha estado a la altura de sus elementos más brillantes.

El problema que más ha hecho daño al desarrollo argumental como conjuntoha sido la acumulación de tramas que avanzaban a trompicones con unos personajes cuyas motivaciones no acababan de ser consistentes y consecuentes. El dinamismo de los capítulos es algo intrínseco a ‘UnReal’ desde el inicio, pero parece que la ambición de poner sobre la mesa tantos frentes abiertos y cargar los episodios con muchos giros les ha pasado factura.

Para empezar, mucho se ha incidido esta temporada en el hecho de que el pretendiente fuese negro y lo que ello suponía para la historia del programa y de la televisión. Pero por mucho que los personajes lo verbalizasen, no es algo que haya tenido una verdadera evolución o puesta en perspectiva en la trama. No se materializa en algo tangible ni siquiera tras ese jardinazo que es la detención de la policía con disparo.

Un desarrollo a trompicones

A pesar de ser algo bastante potente y grave, ese giro no es más que otro punto con el que mostrar las dotes e iniciativa manipuladora de sus protagonistas, y que tiene consecuencias devastadoras en Rachel. Un dilema que me surge con éste personaje es que llega un punto en el que es difícil distinguir su estado mental en cada momento por la continuidad emocional de sus tramas.

Las consecuencias del ataque de Jeremy, la entrada y salida del psiquiátrico, la rápida recuperación después de que Coleman la saque y le confiese su trauma de la infancia, las idas y venidas con Quinn. A pesar de copar gran parte del metraje y de sufrir tantos puntos de inflexión, al final me queda una sensación de evolución dibujada con brocha gorda.

Los puntos de infexión son fugaces y no acaban de calar porque la prioridad es favorecer que las tramas avancen muy rápido y haya siete manipulaciones, cuatro giros y dos ultimátums en cada capítulo.

Y no es Rachel el único personaje que adolece de esto. En realidad todos los protagonistas y secundarios son víctimas de esta obsesión por el giro continuo. La historia de amor de Quinn con el director de la cadena, la rivalidad entre Chet y Quinn (que sean tan amiguis en los últimos dos capítulos es desconcertante), la visita fugaz de Adam, las intenciones y motivaciones de Coleman de principio a fin, las consecuencias del ataque de Jeremy a Rachel, las consecuencias de la escaramuza con la policía (y Romeo apareciendo al final como si nada)… y podría seguir.

Una dinámica imparable

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Ocurren mil cosas a lo largo de la temporada y pocas de esas tramas acaban de cuajar, de tener un desarrollo que respire y que sea fluido. Es una sucesión de consecuencias apelotonadas que apenas se detienen a masticar las causas. Y el caso es que las ideas, los planteamientos interesantes para los personajes y para el devenir de la producción del programa están ahí. Por eso me resulta aún más decepcionante que haya fallado tanto al equilibrarlas y distribuirlas.

Pero lo más impresionante y loable de ‘UnReal’ es cómo a pesar de todos estos fallos y problemas de desarrollo, los capítulos siguen siendo condenadamente entretenidos. Nunca deja de ser estimulante el ser testigos de cuán retorcidos pueden ser los personajes, aunque haya algunos que sean realmente odiosos.

Te sonríes de medio lado cada vez que ves a alguno de los productores producir, vibras con cada mirada entre Rachel y Quinn, aplaudes cada vez que la última se mete con Graham desde el control de realización y te mueres por saber cuál es la siguiente jugada que van a hacerse entre los productores. La inmediatez que la condena ante un análisis más profundo es lo que salva a ‘UnReal’ en el minuto a minuto.

Y Quinn.Cada frase de Quinn y cada ida y venida en su relación retorcidamente maternal con Rachel son siempre un oasis dentro de cualquier cualquier secuencia y cualquier capítulo. Son el núcleo de ‘UnReal’ y son personajes tan potentes y valientes que consiguen estar por encima de los fallos de sus propias tramas.

Un final agridulce

El desenlace de la historia de amor entre Darius y Ruby ha sido una de las resoluciones más satisfactorias de la temporada. La trama entre ellos ha sido de las mejores llevadas; muy eficiente en cada secuencia, y consecuente. El clímax en la habitación con el padre y cómo las expectativas de ella distanciaron a Darius fue un pequeño arco interesante y bien resuelto, algo que no se traslada a otras de las chicas, como aquello del embarazo de Beth Ann.

Ese final de amor verdadero que destroza a Quinn y nos muestra una vez más el trabajazo de Constance Zimmer. Shiri Appleby (Rachel) también ha estado fantástica esta temporada y Jeffrey Bower-Chapman se ha adueñado de cada segundo extra que le han dado esta temporada a Jay, pero lo que Zimmer hace por Quinn como personaje es alucinante. La cantidad de sutilezas, detalles, miradas, gestos. Incluso consigue salvar la tontada que es en realidad que Quinn se recree tanto en la cagada de Yael.

Y hablando de Yael, qué oportunidad de trama perdida la de la reportera infiltrada. Su investigación clandestina sufre de los mismos problemas mencionados anteriormente; ¿por qué no mostrarlo antes? Su alianza con Coleman habría sido mucho más estimulante si fuese la resolución a un callejón sin salida, pero de es una de esas tramas que se resuelve más como una consecuencia (Rachel enterándose y declarando la guerra) que una causa con desarrollo (un par de confesiones pero poca investigación).

Es por eso que personalmente ni me ha sorprendido ni me genera expectación el accidente provocado por Jeremy (¿después de lo ocurrido vuelve ahora en plan caballero de brillante armadura?). Dos personas más a la lista de damnificados por ‘Everlasting’ que no impacta como la serie pretende y que cierra una trama desaprovechada. Esperemos que esto empuje a que realmente se lidie con las consecuencias de lo que ocurre en ese plató en la ya confirmada tercera temporada, algo que deja entrever ese plano final similar a la temporada anterior pero con el añadido de Jeremy y Chet (que si me lo decís hace dos episodios, no me lo creo).

‘UnReal’ ha sido muy irregular esta temporada y nunca ha llegado a encontrar un equilibrio argumental que esté a la altura de la relación de sus dos protagonistas y de los dilemas morales que plantea su universo. Es muy entretenida pero su abandono al culebrón más inmediato desaprovecha las posibilidades de ser un drama mucho más interesante y brillante que nos hiciese aplaudir en sus momentos más locos. Transgresor de verdad, no de palabra.

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