El sombrero, los andares, la actitud ante la vida en general y su destreza con las armas emparentan a Raylan Givens, marshall protagonista de 'Justified', con otros sheriffs de los westerns, que también mantienen rivalidades que vienen de lejos con alguna familia de su pueblo y que, en acto de servicio, acaban matando a alguien que trabajaba para tipos poderosos que quieren venganza. Esas dos líneas argumentales, entrelazadas con las actividades delictivas de Arlo, el padre de Raylan, y la difícil relación entre ambos son los motores de los últimos episodios, en los que los casos autoconclusivos del principio se descartan en favor de una mayor serialización.
La salida de la cárcel primero de Bo, el patriarca de los Crowder, y luego de su hijo Boyd es el detonante de todas las cosas que pasan en los episodios finales. Bo quiere retomar su negocio de extorsión y "protección", que Arlo hundió cuando él entró en prisión, y también volver a montar su red de tráfico de metanfetaminas, para lo que le compra material al cartel de Miami para el que trabajaba Tommy Bucks, el tipo al que Raylan mata en el piloto. Además, la vida de Givens aún se complica más porque su relación con Ava facilita la salida de la cárcel de Boyd y, además, Bo está empeñado en obligarla a que se marche de Kentucky. Para rizar más el rizo, Winona, la ex mujer de Raylan, vuelve a escena después de que su marido actual se meta en problemas con unos estafadores.
Todas esas líneas, como decimos, confluyen principalmente en los dos últimos capítulos, en los que Raylan acaba enfrentándose, en un tiroteo al más puro estilo del Oeste (y con alguna reminiscencia del final de 'L.A. Confidential'), a casi todos sus enemigos, contando además con la ayuda de Boyd. La evolución de este personaje desde el piloto le ha convertido en uno de los hallazgos de temporada. En la cárcel pasa a ser un cristiano renacido y, al salir, quiere predicar de una manera bastante peculiar y acabar con los negocios sucios de su padre, lo que no puede traerle más que complicaciones. Su relación con Raylan es compleja, interesante y divertida de ver, y es de suponer que seguirá potenciándose en la segunda temporada.
También es de esperar que los capítulos autoconclusivos vuelvan a dominar el primer tramo de la nueva entrega, como ha ocurrido en ésta. La persecución de fugitivos ha dejado algunos grandes momentos cuando éstos se presentaban con una personalidad propia, a veces un poco torpes y casi siempre vistos con cierto humor un poco negro heredado directamente desde los relatos de Elmore Leonard en los que se basa libremente la serie. Esos casos nos permiten ver un poco más a los compañeros de Raylan, que apenas han aparecido y han acabado cediendo protagonismo a Art, su jefe, un tipo realmente divertido.
Sobre todo, 'Justified' es el show de Raylan Givens, está marcada por la personalidad de su personaje principal, y todas las historias giran alrededor de él. Es un hombre con unos principios que, sin embargo, guarda en su interior una ira que aflora en cuanto tiene que hacer frente a su padre (otro personaje estupendo), y que a veces no logra ocultar tan bien detrás de esa fachada de John Wayne lacónico y de pocas palabras. Aunque en la recta final se ha optado más por la serialización, con la atención puesta en la "persecución" de Raylan por parte de sus enemigos, los capítulos autoconclusivos no han desmerecido al resto de la serie, con pocas excepciones. Es de esperar, de todos modos, que la rivalidad de Givens con la familia Crowder siga siendo uno de los focos de tensión de la serie, al estilo de las mejores películas del Oeste, que muchas veces contaban con una poderosa familia como la villana de la función.
En ¡Vaya Tele! | 'Justified', un western del siglo XXI
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