'Falling Skies', entre dos aguas

'Falling Skies', entre dos aguas
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Sigue con ella, me dijeron. Mejora mucho, me dijeron. No te arrepentirás, me dijeron. Y sin embargo, el único motivo por el que he terminado con la segunda temporada ‘Falling Skies‘ (y probablemente seguiré viéndola el próximo año), es por mi imperiosa necesidad de terminar lo que empiezo y por tratarse sólo de diez episodios en una época tan escasa como el verano. TNT ha vuelto a tomarnos el pelo, con más acción que en la primera temporada y un salto de calidad visible que mejora lo ya visto el año pasado, pero sigue siendo una tomadura de pelo para los que queremos un drama en condiciones con extraterrestres.

¿Y de quién es la culpa? Mía. Y sólo mía por creerme que podría abandonar de algún modo toda esa aura familiar que siempre la ha rodeado. ‘Falling Skies‘ apuesta más por el sentimentalismo, por el “todo por la familia”, por crear personajes absolutamente despreciables en sus acciones absurdas por proteger a los suyos, que al final acaban por empeorarlo todo mucho más. Por no hablar de la falta de coherencia de la serie: ¿Cómo es posible que un grupo de supervivientes con cuatro escopetas mal contadas pueda luchar (no digo refugiarse o defenderse, digo luchar) contra una invasión mundial de extraterrestres con armas super modernas, naves espaciales y robots destructivos por todas partes?

El atisbo de mejora, sólo un espejismo

skitters

Comenzaba la temporada con la promesa de mejorar, una promesa que quedaba demostrada después de ver los primeros 40 minutos. El secuestro de Tom en la nave espacial y el hecho de que fuese el único representante de los grupos de resistencia al que dejaban escapar con vida nos plantaba una duda: ¿Era Tom especial por algún motivo? ¿Tenían los skitters algún plan oculto con él? La duda la sembraba Pope de una forma magnífica al final de ese primer episodio: ¿Cómo podían confiar en alguien que había sido secuestrado y liberado por las fuerzas enemigas sin apenas consecuencias?

Finalmente se trataba todo de una revolución por parte de algunos skitters (que, por cierto, no he conocido extraterrestres más educados que estos rebeldes), pero se cayeron con todo el equipo a la hora de despertar algún interés en la audiencia por este motín. Tardaron demasiados capítulos en presentarlo, y desde luego no le dieron toda la prioridad que se merecían. Por el contrario, dieron mucha más cancha a los personajes secundarios y sus dilemas sentimentales; desde la dicotomía de Hal, incapaz de decidirse entre sus dos rubias, hasta el romance entre Tom y la doctora, pasando por el Capitán Weaver y la relación con su hija. Sentimentalismo barato y prescindible.

Lo más interesante, los extraterrestres

Las escenas que más interés han despertado esta temporada han sido, sin duda, las que incluían extraterrestres. Ya fuese en forma de interrogatorio o, sobre todo, como lucha. Donde esté un mech gritando su “uuuuhhhh“ particular (que a mí me pone de los nervios e incluso hace que se me pongan de corbata) o unos skitters con sus ocho patas en pie de guerra, que se quite todo lo demás. Esta temporada, además, hemos visto más escenas en forma de interrogatorio a esos extraterrestres, gracias a que Ben ha asistido a la Universidad Interestelar y ha aprendido el lenguaje de los invasores. Chico listo.

Ben FS

Escenas como la del asalto al cuartel general, por llamarlo de alguna forma, de los skitters, donde ponían los captadores a los niños, o esa invasión del capítulo final para evitar la creación de esa arma destructiva han sido de las mejores escenas de la temporada, con mucha acción, extraterrestres y un ritmo acelerado que nos hacía mantener los ojos en la pantalla (y no desviarlos hacia el teléfono o directamente cerrarlos, como muchas veces me ha pasado). ¿La conclusión? ‘Falling Skies’ debería tratar más sobre extraterrestres y menos sobre la familia. Para esto último ya tenemos a ‘Parenthood’, que lo hace muchísimo mejor.

¿Enemigo o aliado?

No todo van a ser palos para la segunda temporada de ‘Falling Skies’, admito que ha habido capítulos aceptables e incluso alguno que otro alcanza la categoría de “bueno”, pero si no fuera por su corta duración y su emisión veraniega en un canal del cable estadounidense, otro gallo hubiera cantado. Lo hemos visto ya en innumerables ocasiones en los últimos años: ‘FlashForward’, ‘Terra Nova’, ‘The Event’… la ciencia ficción de corte familiar mal llevado no interesa, aburre y, lo que es peor, fracasa.

FS rev
Parece que ‘Falling Skies’ ha tomado ya por norma presentarnos a una nueva especie de extraterrestre en el final de temporada. El año pasado tocó enseñarnos a esos humanoides esmirriados con más mala leche que un cable caído y que dirigían todas las operaciones; y este año ha ocurrido algo similar, con una nueva especie también con forma humana pero mucho más moderna, estilo Iron Man, y que según parece viene en son de paz. La propia TNT plantaba la duda en su promo después del capítulo final: “¿Enemigo o aliado?“. No hace falta ser demasiado listo para saber que será un aliado para la 2ª de Massachusetts y toda la tropa en Charleston con Arthur Manchester (el gran Terry O’Quinn) al frente. Llamadme masoquista, pero seguiré adelante con ella.

En ¡Vaya Tele! | ‘Falling Skies’ sigue aburriendo a las piedras

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