'Bob's Burgers', sinónimo de felicidad

'Bob's Burgers', sinónimo de felicidad
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Me da rabia que haya mucha gente que considera por regla general que la comedia es un género menor y que nunca estará a la altura de los dramas, pero hay algo que me molesta aún más y es esa marcada tendencia a despreciar sistemáticamente las ficciones animadas. Y es que dejando de lado la ya un tanto injustificada mención a 'Los Simpson' -es una pena que la que llegó a ser quizá la mejor serie de la historia tenga ya más temporadas olvidables que buenas-, ¿cuántas veces se incluye a una serie animada en la discusión de lo mejor que nos ha dado la pequeña pantalla?

Tengo que reconocer que yo soy el primero al que le cuesta empezar una serie animada, aunque nunca sepa muy bien a qué se debe, sobre todo cuando estamos en una época repleta de producciones interesantes de estas características. 'South Park' sigue siendo un referente justificado y no podría tener más ganas de ver la segunda temporada de 'Gravity Falls', pero ahora me gustaría llamar vuestra atención sobre 'Bob's Burgers', junto a 'Parks & Recreation' -y 'Raising Hope' antes de su tan previsible como dolorosa cancelación- lo más parecido a la felicidad televisiva que hay actualmente en antena.

El encanto de 'Bob's Burgers'

Imagen de

Lo primero que hay que tener en cuenta es que 'Bob's Burgers' tiene un protagonista de lo más normal que no se mete en aventuras alocadas como Homer Simpson o Peter Griffin, pues a él simplemente le pasan cosas a caballo entre lo delirante y lo ridículo, girando todo alrededor de sus reacciones y de la actitud de su familia hacia ellas. Es ahí donde surgen las primeras peculiaridades de la serie, pues si Bob es un persona corriente con aspiraciones con las que todos podríamos identificarnos, la cosa cambia cuando hablamos de su esposa y, sobre todo, sus tres hijos.

Siempre me llamó la atención que los hijos de Bob representen casi a la perfección los tres arquetipos esenciales asociados a los chavales inadaptados: El bonachón con pocas luces del que todos se reirían, la loca con tendencias violentas y la tímida cansina. 'Bob's Burgers' se ha aprovechado de ello durante mucho tiempo, pero en su cuarta temporada ya ha empezado a mostrar ocasionalmente el lado más amable de ellos y hasta les ha dado pequeñas alegrías como el Bat Mitzhvah del que Tina se apodera o la amiga que Louise consigue en la fiesta de pijamas organizada por su madre. Todo ello sin renunciar a ese entrañable patetismo propio de la serie.

Tampoco quisiera olvidarme de los secundarios de la serie, todos ellos con una personalidad bien definida y que aportan lo necesario siempre que la trama del capítulo echa mano de ellos. Estoy convencido de que en el futuro irán ganando un mayor protagonismo con argumentos centrados más en ellos que en las reacciones de Bob y su familia ante lo que puedan hacer, pero aún no ha llegado el punto en el que la serie tenga que recurrir a ellos más que como complementos de lujo como el episodio en el que Teddy hace de canguro de los niños. Y todo ello sin dejar de utilizar maravillosos disparates como la doble moral aplicada a bordo del tren en el que viajaron en el decimoquinto capítulo de esta temporada.

La solidez de la serie

El dentista

Aquellos que hayan visto la serie seguro que están de acuerdo conmigo en que la primera temporada es la menos interesante de todas, ya que a 'Bob's Burgers' le costó un poco encontrar su tono, pero a partir de ahí se ha convertido en un referente con el que uno quizá no se ría a carcajadas durante cada episodio, pero es que tampoco es ese realmente su objetivo por mucho que no tenga problemas en recurrir a una mezcla de parodia y homenaje de vez en cuando -recuerdo con especial cariño la de 'Tarde de perros' en la segunda temporada, que fue cuando la serie terminó de conquistarme- y que sea cómica en todo momento.

Tengo claro que el objetivo de 'Bob's Burgers' es divertirnos y no hay ni un solo episodio de esta cuarta temporada que haya visto sin una sonrisa en la boca, ya fuese la nueva entrega de su rivalidad con Jimmy Pesto, el dueño del local de enfrente que representa todo lo que no es Bob, por un anuncio durante la Superbowl o descubriendo que el dentista es la mayor debilidad de Louise. La única pega que podría ponerle es que quizá no haya ninguno que destaque especialmente sobre el otro, aunque he de confesar que acabé por enamorarme del momento musical de la season finale y que he visto esos minutos fácilmente una docena de veces.

Lo único realmente malo es que parece que cada vez menos gente ve 'Bob's Burgers' en Estados Unidos -fueron varias las veces que cayó por debajo de los dos millones de espectadores durante la cuarta temporada-, por lo que tampoco me extrañaría que la quinta tanda de episodios sea la última. Es por ello que he creído conveniente dejar de aprovechar cualquier ocasión para recomendarla de pasada y deciros que será mejor que aprovechéis mientras siga con vida en lugar de seguir aplazando su visionado para otro momento, o al menos luego no os quejéis si la descubrís cuando ya hay llegado a su fin.

En ¡Vaya Tele! | 'Bob's Burgers', una normalita serie animada

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