'Almost Human': buddy-cops en un universo bladerunnero con posibilidades de crecer

'Almost Human': buddy-cops en un universo bladerunnero con posibilidades de crecer
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2048. Los Ángeles hierve en crimen, armas y drogas. Los policías de la ciudad son obligados a tener de compañero a un androide. ‘Almost Human’ nos llega un par de semanas más tarde de lo planeado después de que FOX decidiese emplear el lead in de su ‘NFL on Fox’ para lanzar la serie. La jugada le salió bien a la cadena, que pasó de los 3 puntos de rating en demos con el estreno; sin embargo, el dato se ha hundido hasta los 2.3 en su horario definitivo (los lunes, antes de ‘Sleepy Hollow’). Esperemos que aguante esta audiencia y tenga tiempo de mostrar su verdadero potencial.

Y es que ‘Almost Human’ tiene mucho que ofrecer si es capaz de identificar sus virtudes y dejar a un lado los convencionalismos y esquemas harto repetidos en estos últimos tiempos. Pero antes, el planteamiento. Uno de esos policías del Los Ángeles futuro es John Kennex (Karl Urban), detective traumatizado (por supuesto, y con su mujer desaparecida además) por la muerte de su compañero en una emboscada que se cargó a todo su equipo y una de sus piernas. Como no podía ser de otra forma, odia los droides pero está obligado a trabajar con uno, y el desafortunado es Dorian (Michael Ealy), un modelo que años atrás quedó en desuso porque su factor diferenciador –que puede sentir emociones- resultaba demasiado incómodo para los humanos. Y juntos trabajan en casos bajo las órdenes de su comandante (Lily Taylor) y ayudados por una chica guapa (Minka Kelly).

Como he ido dejando caer, ‘Almost Human’ empieza almost prometedora. JH Wyman ha creado un universo que se percibe encorsetado en las limitaciones de la televisión generalista y es esto lo que más daña su primer episodio, que peca una vez más de sobreexpositivo. Un universo futurista como este (que recuerda mucho a esa noche de neones, lluvia y androides de ‘Blade Runner’) solo necesitaba mostrar esa química entre ambos protagonistas trabajando en un caso pequeño pero que abriese las puertas de ese universo al espectador, mostrando su potencial. Sin embargo, deciden tirar por el camino de la conspiranoia y la continuidad en un entorno donde los personajes aún no nos preocupan (y menos los villanos). En general, cae en el fallo de siempre: cero sutileza.

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Por suerte, el segundo episodio ha mostrado el verdadero potencial de la serie (y demostrado cuánto tiene de imposición el esquema del piloto). La química entre John y Dorian, que era de lo más reseñable en el primer episodio, funciona mucho mejor aquí, con esos típicos tira y afloja por el ludismo o la falta de tacto de John. Es más, esa parte más humana de la historia asoma cuando Dorian plantea cuestiones existenciales; es metafísica de baratillo pero funciona para atar al espectador emocionalmente a unos casos que por el momento resultan demasiado fríos incluso con niños de por medio. Pero es en esos pequeños detalles, cuando el título Casi Humanos toma un sentido menos literal y en esas imágenes potentes (como el técnico de droides hurgando en el cerebro de una de las robots de compañía) cuando la serie gana.

Todos estos detalles están aún enterrados entre los clichés de la historia de policías y lastrados por la falta de construcción del universo y una colección de secundarios dispersa, casi molesta. Lily Taylor es uno de los casting más peculiares que he visto en años; una actriz que ni encaja, ni tiene claro quién es su personaje (ni sabe dónde mirar en sus secuencias, ya que nos ponemos). Tanto ella como Minka Kelly parecen dos actrices que pululan por la oficina con dos únicos propósitos: cubrir los requerimientos mínimos de mujeres en la serie y servir como herramienta para que nos expliquen los avances del caso. Ah, y para -dejar caer- subrayar que será el interés romántico de Kennex. Y no entremos en el compañerete irritante que está ahí para el chascarrillo de rivalidad de turno. Como decía, son estos detalles los que lastran la serie y casi camuflan sus bondades.

A parte de la pareja de polis, la mayor virtud con la que cuenta ‘Almost Human’ por el momento es lo conseguida que está visual y estéticamente, con buen diseño de producción, tecnológicamente atractiva y, en general, un entorno de ciencia ficción que resulta atrayente por sí mismo acompañado por una buena banda sonora de The Crystal Method (‘Bones’). La crítica no ha sido especialmente benévola con este nuevo drama de FOX, y en términos globales entiendo que hay que escarbar bastante para encontrar algo a lo que agarrarse; pero ya cometí el error de abandonar Fringe tras cuatro episodios (para después reengancharme como una condenada) y a ‘Almost Human’ pienso darle cuartelillo hasta ver qué más tiene para ofrecerme. ¿Y vosotros?

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