Pasión de Gavilanes brutal

Pasión de Gavilanes brutal
Facebook Twitter Flipboard E-mail

En toda televisión hay un departamento de verificación de materiales, este departamento vela porque las cintas de emisión estén en perfecto estado, esto es, que en el vídeo no haya pixelados de imagen ni arrugas, que los colores se vean bien y que el audio tenga los niveles correctos, ni muy alto ni muy bajo, que todo se escuche clarito y en el idioma que corresponde.

Los profesionales que trabajan en las cabinas de verificación tienen como misión reportar cualquier pequeño defecto que encuentren en las cintas, corregirlo si es posible o pedir una nueva copia de la cinta si no pueden hacerlo ellos mismos, como digo desde un pixelado de dos frames de duración a un chispazo de audio de escaso medio segundo.

Pero parece que nadie les dice que hay cosas mucho más importantes que esas de las que estar pendientes, cosas que no se les deberían pasar y que afectan mucho más a los televidentes y a la sociedad, cosas como la que publica hoy El País en sus cartas al director. Cosas como que un episodio de una serie que se emite a las cuatro de la tarde, recordemos en horario de super protección infantil, lleve una secuencia en la que un ídolo de adolescentes presuma de haber estado a punto de violar a una mujer, a lo que otra en respuesta a su comentario responda "hay mujeres que se lo merecen y han nacido para ser maltratadas"

La serie se llama "Pasión de Gavilanes" y ya hace tiempo que algunas personas vienen denunciando que en ella se dan todo tipo de vejaciones hacia las mujeres y que no es apropiada para el horario en que se emite. Mientras tanto la cadena hace oidos sordos y las niñas de quince años enloquecen con sus protagonistas y reparten sus números de teléfono y sus direcciones de MSN por todas los foros y blogs en que se menciona la serie, aspirando a que alguno de los protagonistas se ponga en contacto con ellas.

Este es el tipo de televisión irresponsable del que luego la gente se queja y hace extensivo al global del medio, pero la culpa no es solo del que programa sino también del que consiente.

En relación a los verificadores, que quede claro que la culpa no es de ellos, por supuestísimo, sino que ellos son los únicos que por su trabajo pueden darse cuenta de este tipo de cosas, pero para eso tiene que haber alguien mucho más arriba que esté interesado en que se las cuenten.

Vía y reproducción de la carta | Periodista Digital

Comentarios cerrados
Inicio