'Pánico en el plató', sólo es corazón pero funciona

'Pánico en el plató', sólo es corazón pero funciona
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Anoche Antena 3 estrenó 'Pánico en el plató', un programa de entrevistas a celebridades que podría haberse quedado en el homenaje soso o podría haber dado una vuelta de tuerca más a los formatos que triunfan hoy en día pero no, desde mi punto de vista la noticia es que aspira a retomar una línea más clásica que parecía desterrada de las parrillas.

Un invitado estrella, anoche le tocó a Concha Velasco, se somete a una entrevista sobre su vida aderezada por las apostillas de un grupo de amigos que se mantienen ocultos y que van saliendo poco a poco, a medio camino entre el homenaje y '¡Sorpresa, sorpresa!'. No soy el target de este tipo de programas así que los contenidos me tienen sin cuidado pero me gustó ver ausencia de trapos sucios y de mal rollo, la alabanza constante matizada por el humor y un ritmo aceptable.

Llevaría más cuidado con los cortes de la publicidad que, por lo visto, no estaban planificados en la realización, el final les quedó muy amontonado, con un montón de gente abrazándose y dándose besos, y los auriculares que lleva el público para escuchar a los invitados que están ocultos son demasiado aparatosos. Juan y Medio estuvo acertado y correcto, en su línea, y también fueron un acierto los invitados porque combinaron a viejas glorias (Manolo Escobar o Paco Valladares), con actores más jóvenes (Félix Gómez o Blanca Marsillach), supongo que para abarcar el máximo de target posible.

El peligro de este formato es llevar a un invitado que no dé juego y que no se preste a reírse de sí mismo pero al ser una adaptación de un programa francés, 'Panique dans l’oreillette', es de esperar que hayan aprendido de sus errores. Los siguientes invitados que se anuncian son Lolita, Antonio Gala, Loles León, Jorge Cadaval, Paz Padilla, Enrique San Francisco y Chiquito de la Calzada, y a todos se les supone la capacidad de improvisar.

'Pánico en el plató' parece un alto en el camino en el tratamiento de un género que iba disparado hacia el desbarre total, superando a diario las cotas justas de ética y de corrección, y pasando por alto cualquier asomo de dignidad, de coherencia y de verosimilitud. No sé si conseguirán recuperar algo de sensatez en la forma de abordar la crónica rosa pero el intento es loable. Creo que en televisión tiene que haber de todo y para todos los gustos, pero no a cualquier precio. En este caso y desde mi punto de vista, el programa pasa con holgura cualquier tipo de filtro.

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