Diez series infantiles que también gustan a los adultos (I)

Diez series infantiles que también gustan a los adultos (I)
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Cuando se piensa en series de dibujos animados, automáticamente nuestro cerebro (o bueno, el cerebro de muchas personas) tiende a creer que estamos hablando de un producto dirigido al público infantil. Los colores, la composición de la imagen, lo conciso de las historias… son elementos diseñados para atraer a los niños, esa audiencia fiel que puede ver el mismo capítulo decenas de vez y seguir mostrando una actitud entusiasta.

Pero, cada vez más, existe un interés porque las series para niños tengan lo que se suele llamar una doble lectura, y que, gracias a ella, se pueda atraer a un público de mayor edad. La primera piel nos muestra una historia sencilla y clara, entretenida y alegre. Pero bajo esa capa, podemos encontrar personajes complejos, historias con trasfondo, giros surrealistas y chistes que, seguramente, un niño de corta edad no pudiera entender.

A continuación, un listado de series creadas, en primera instancia, para el público infantil pero que por la forma en que desarrollan sus historias, han sido capaces de conseguir muchos fans entre el sector adulto.

1. ‘Bob Esponja’

El personaje creado por Stephen Hillenburg, animador y biólogo marino, es un auténtico fenómeno de masas que, tras nueve temporadas, parece no haber agotado aún sus aventuras. Como sabéis, Bob es uno de los elementos, en principio, más “anodinos” del fondo marino, una esponja, un ser que no se mueve, que no interactúa demasiado con otras especies. Pero ‘Bob Esponja‘ nos trae un personaje que no podría estar más lleno de vida y, tal vez por eso, nos apasiona a tantos.

Hay muchos factores que pueden explicar su éxito entre los adultos: por un lado, los elementos surrealistas, como el hecho de que viva en una piña, que su caracol maúlle o que tenga una amiga mamífera que vive dentro de una “pecera” con árbol y todo; por oro, su montaje moderno lleno de elipsis temporales, secuencias alternas, reacciones que rompen con la premisa… Pero yo me quedo con los valores que transmite. Todos los capítulos tienen moraleja, que no moralina, y, en muchos casos, ese sentido último va dirigido a potenciar el valor de la imaginación y el ser uno mismo. No tener miedo a equivocarse, a pedir perdón o a hacer el ridículo.

2. ‘El laboratorio de Dexter’

Esta serie creada en 1993 por Genndy Tartakovsky nos habla de las aventuras de un niño que tiene un laboratorio secreto que oculta a los adultos en general y a sus padres en particular. Sus cuatro temporadas fueron emitidas en E.E.U.U. por Cartoon Network. En ‘El laboratorio de Dexter‘ encontramos un desarrollo absoluto de las potencialidades creativas que puede tener la ciencia, impulsadas para el placer de un niño y, de la misma forma, para la satisfacción de los deseos primarios de un adulto.

Dexter es una de las primeras series que incorporaron cierto “feísmo” en sus imágenes. Los personajes no son armoniosos ni proporcionados, gesticulan de manera exagerada y tienen una personalidad alocada. Además, existe la cosificación del cuerpo humano: los ojos salen del cuerpo, los brazos crecen… Como curiosidad, añadir que uno de sus capítulos, ‘La eliminación de la rudeza de Dexter’ fue censurado por su lenguaje y por ciertas escenas que se consideraron obscenas.

3. ‘Shin Chan’

A pesar de que aparece en nuestras pantallas en pleno horario infantil desde hace muchos años y que los niños se muestran encantados con este figura de cinco años, ‘Shin Chan’ es una serie concebida desde el primer momento para un público adulto, sólo que está protagonizada por un niño y el punto de vista de las cosas que suceden está condicionado por ello.

Creada por el fallecido en extrañas circunstancias Yoshito Usui, en esta serie se trata con una gran carga de humor negro los conflictos familiares. En ella, los niños son testigos de conflictos de adultos, traspasando el papel de adulto al niño y al revés. Los niños “juegan” a tener problemas de adulto. Además, Shin Chan es un personaje muy vitalista. Hedonista hasta la médula, no le importa lo que el mundo opine de él: autosuficiente e independiente, hace lo que le apetece sin miedo a ser avergonzado. La parodia respecto a muchos aspectos de la sociedad también es un factor a tener en cuenta.

4. ‘Hora de aventuras’

Esta animación creada por Pendleton Ward y estrenada oficialmente en 2010 es una de las últimas series de moda entre los adultos fans de los dibujos para niños. A nivel visual, resulta muy estimulante con su estética “chicle” y como de juego de Spectrum y por la presencia de muchos episódicos nacidos de la humanización de dulces y golosinas.

Entre los aspectos más importantes que podemos destacar, está el humor surrealista y absurdo que plaga sus tramas y el derroche de imaginación sin cortapisas del que hace gala en cada capítulo. La localización es un lugar postapocalíptico tratado con magia: se hacen referencias a guerras del pasado y a que ya no quedan humanos, pero no se acaba de explicar, quizá con la pretensión de que cada persona rellene los huecos a su gusto. Los típicos personajes de cuento son dados la vuelta para jugar con una característica “random”: todo es aleatorio y cualquier cosa puede pasar.

5. ‘Historias corrientes’

Ésta es una serie de dibujos creada por J. G. Quintel para Cartoon Network. En un primer momento, y como sucede con otras muchas series de animación, iba a convertirse en un cortometraje. Pero la potencialidad de la historia le hizo transformarse en una ficción que lleva en antena desde 2010, con gran éxito, por cierto.

Con una mezcla de comedia, fantasía, humor absurdo y políticamente incorrecto, ‘Historias corrientes’ ha tenido problemas de censura por ejemplo en América Latina, con elementos tan “sutiles” como tijeretazos que hacían perder la continuidad o efectos de distorsión. La historia nos trae a dos amigos, el arrendejo Mordecai y el mapache Rigby, que trabajan en un parque junto a otros “compañeros” como Skips, un yeti; Benson, una máquina de chicles o la piruleta Papaleta.

En ¡Vaya Tele! | ‘Hora de aventuras’, niños con espíritu indie

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