El problema de las etiquetas

El problema de las etiquetas
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Cada semana hay nuevos estrenos en televisión. Nuevos programas, nuevas series. Y tienen sólo una oportunidad de hacerse un hueco en las preferencias de los espectadores. Por eso, la maquinaria del marketing televisivo se pone en marcha para convencernos de que debemos ver esa serie.

Y una de las técnicas que se utilizan es la de "etiquetar" la serie. Buscar un paralelismo con una serie anterior de éxito y convencernos de que el nuevo producto es como aquélla. Así que se me vengan a la cabeza, en los últimos tiempos he oído que Shark es "cómo el House de los abogados", que La Familia Mata es como "los Simpsons en carne y hueso", que Cuestión de Sexo es "como Friends", que Cuenta Atrás es "como 24 a la española", que MIR era como "Anatomía de Grey a la española", que RIS es "como CSI a la española"... en fin, la lista es larga y seguro que se os ocurren unas cuantas más.

Desde mi punto de vista, esta táctica si bien puede dar relevancia inicial a la serie y conseguir que la gente vea su primer episodio, es muy perjudicial para sus intereses a medio plazo. En primer lugar, por una cuestión de expectativas. Si a tí te venden a "los Simpsons de carne y hueso", esperas ver cosas que te recuerden a Los Simpsons. Y si el paralelismo está un poco traído por los pelos... la decepción es enorme. Y es que, asumamoslo, el original en estos casos siempre supera a la copia. De la decepción al "esta serie es una bazofia" hay un paso. Además, habrás atraído a un gran porcentaje de público que espera ver lo que le has prometido. Si no lo encuentra... no volverá.

Y por otro lado, estas etiquetas dificultan que la serie encuentre su propio espacio. Cada serie (salvo algunos patéticos intentos de copia descarada) tiene sus propias características que la hacen única. Si le pones una etiqueta, estás ocultando de alguna manera esas peculiaridades y ese encanto particular, dificultando que los espectadores aprendan a descubrirla y a "quererla" por sí misma, entorpeciendo que encuentre su propio espacio. Así, la serie o programa en cuestión siempre será una segundona que vive a la sombra de la referencia.

Así que cada vez que escucho que algo "es como"... me pongo a temblar. Que nos dejen a los espectadores poner las etiquetas que nos surjan al verla, que no nos lo intenten vender a priori.

Foto | rbrwr

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